Reconstruir y ser parte, los desafíos a 8 años del 15F
A ocho años de la inundación en Mendiolaza
A ocho años de las inundaciones que marcaron para siempre la vida de cientos de mendiolacenses, los vecinos de B° Los Cigarrales deciden abrazar esa memoria, y trabajar por recuperar el arroyo.
Como agua que corre
El rio es parte del paisaje, una parte esencial. Un factor que enamoró a muchos cuando decidieron radicarse en la localidad. Su geografía, su belleza natural y flora silvestre. Sin embargo, el 15 de febrero de 2015 eso cambió. Ese arroyo, de poco caudal, se convirtió en una mole de agua que arrasó cuanto tuvo a su paso. Se cobró 11 vidas en toda la zona de Sierras Chicas. Los vecinos de la zona recordarán por siempre el panorama desolador. “Parecía una zona de guerra”, comenta Tere Mónaco, quien todavía vive en calle Las Mercedes.
Hasta el momento de las inundaciones para muchos el rio solo era una parte más del paisaje, algo que estaba ahí, pero no necesariamente considerado una parte de la vida cotidiana. Hoy, es algo a respetar. Cuando llueve mucho surge en algunos la inquietud de asomarse y ver cómo viene el rio. La vida de muchos cambió.
Los Cigarrales es uno de los barrios más antiguos de Mendiolaza y posiblemente el que alberga a la mayor cantidad de adultos mayores. Allí, la indefensión se multiplicó. Hubo quienes debieron esperar ayuda aferrados a una reja o a la mesada de la cocina para evitar que el agua los arrastrase.
Cuando la memoria es cicatriz
A ocho años de la inundación en Mendiolaza
Algunos vecinos debieron reinstalarse en otro lugar ya que sus viviendas fueron dañadas de forma irrecuperable. Otros debieron cuantificar los daños, en busca de una ayuda para intentar recuperar las cosas más esenciales
Elsa García remarca que el arroyo ya había crecido en otras oportunidades, pero nunca de esa manera. Sí había pasado por la calle, pero esto fue algo extraordinario. “Algo de negligencia humana, y respuesta de la naturaleza ante todo lo que el hombre hace, que vive atacándola y esta fue una respuesta de la naturaleza”, reflexiona Elsa, quien considera que hubo negligencia humana ya que el dique estaba lleno y no se tomaron las medidas que se deberían haber tomado, ni alertaron a los vecinos ante a la crecida que se avecinaba.
En este punto, coincide el testimonio de Tere Mónaco, quien recalca la falta de respuesta cuando los mismos vecinos llamaban a las autoridades, como Seguridad Ciudadana alertando de la inusual crecida que ya se avizoraba desde horas temprana del domingo 15 de febrero. Tere remarca la sensación de abandono que sintieron tanto en el momento previo como en el posterior a las inundaciones.
Elsa y su marido cuando vieron que el agua empezaba a meterse por debajo de la puerta alcanzaron a resguardar fotos familiares y otros valores similares. Después corrieron al patio y subieron a un techo. Ahí esperaron, tapados por una lona, hasta que un vecino pudo rescatarlos por un terreno colindante. El vecino los cobijó en su casa y les prestó ropa seca. Allí estaban cuando a las 15:00 la segunda ola de la inundación arrasó con las medianeras. Perdie desde electrodomésticos hasta su auto, pero salvaron sus vidas.
En el caso de Tere Mónaco la propia geografía de su terreno en calle Las Mercedes, le permitió mantenerse a resguardo sin mayores pérdidas, sin embargo, comenta que desde ese lugar pudo ver a muchos de sus vecinos ayudándose para subir a los techos.
Reconstruir con esperanza
A ocho años de la inundación en Mendiolaza
El día lunes 13 los vecinos se reunieron en el Paseo de la Virgen de Lourdes en calle 6, un espacio recuperado por los propios vecinos, que invita a pensar lo que se puede hacer.
Los vecinos se reunieron a conversar y se generaron espacios para que los niños pudieran pintar y dibujar el arroyo. El objetivo fue apropiarse del rio, recuperarlo para la familia, transformar el miedo al caudal de agua, tener una ribera limpia, con el pasto corto para hacerlo seguro.
Se han hecho presentaciones ante el municipio solicitando ayuda con la limpieza y desmalezado de las márgenes del arroyo, incluso del propio cauce donde se generas islas de tierra con maleza. En este sentido, remarcan el ejemplo que ellos mismos han dado con el paseo autogestionado donde se encuentra la gruta Virgen de Lourdes.
Reconocido en la última sesión del Concejo Deliberante, el trabajo de los vecinos sobre ese espacio comenzó hace años. Siempre, con la intención de propiciar conciencia y compromiso comunitario para, con el apoyo del municipio, mantener el arroyo y sus márgenes en condiciones adecuadas.
Si bien la recuperación del paseo es una tarea de todos los vecinos, Ramón Aguirre merece un reconocimiento espacial. Junto a otros dos vecinos, colabora con su trabajo de albañil, y también aporta a los insumos necesarios para el mantenimiento. Ellos construyeron la gruta y los canteros de los arboles con las mismas piedras del rio.
Ese espacio que fue destruido en su paso por la inundación, hoy es un paseo recreativo con plantines de árboles autóctonos llevados por los propios vecinos. Para que los chicos corran, y jueguen y todos puedan ir a tomar mate y disfrutar.
La ceremonia
La jornada del lunes 13, comenzó con un minuto de silencio por las 11 víctimas fatales.
Después se escuchó el testimonio de Susana Fuentes quien vivía en ese terreno hoy convertido en paseo. Susana recordó cómo vivía ella en ese lugar, cómo se disfrutaba del río junto con los vecinos y como lo cuidaban.
Más tarde Andrea, vecina de calle Las Mercedes, entonó algunas canciones como “Resistir”, “Honrar la vida”, y “Yo vengo a ofrecer mi corazón”. Canciones que tienen que ver con la resignificacion que los vecinos pretenden darle a este espacio.
Los niños presentes pudieron pintar el rio, y como se lo imaginan, todo bajo un Tala, que se sostiene como último bastión y símbolo de un árbol que no pudo ser arrasado en la crecida, y hoy brinda sombra a quienes comparten este espacio.
A ocho años de la inundación en Mendiolaza