La obra que universalizó el nombre de la ciudad
En el año 2001, una obra fotográfica marcó un hito en la representación artística de la cultura argentina. Esta obra, conocida como Asado en Mendiolaza, fue creada por Marcos López, un destacado fotógrafo santafecino que buscó reinterpretar la icónica escena religiosa de La última cena a través de una mirada contemporánea y local. El lugar elegido para esta representación fue la casa del pintor Rubén Menas, reconocido artista y vecino de Mendiolaza, quien además fue el encargado de realizar el asado, punto de partida para esta reconocida obra.
Con los años, la imagen se ha convertido en un símbolo de argentinidad para terminar formando parte de la cultura popular y, al mismo tiempo, de colecciones internacionales de arte. Aunque muchas veces se busca relacionar su sentido con la crisis de 2001, el artista destaca que el foco de la obra no es más una reflexión sobre la masculinidad y la identidad argentina. La escena del asado, el vino, las camisetas de fútbol y la camaradería entre amigos encapsulan elementos distintivos de la cultura local. La obra invita a los espectadores a considerar estos símbolos y su significado en el contexto argentino.
“La foto es de Marcos, él es el autor y el genio de la cosa. Todos los demás somos felices partícipes de esa historia. Ahí el artista es Marcos, nosotros éramos instrumentos de ese engranaje” destaca Menas.
Historia de un asado
Marcos López se inspiró para crear Asado en Mendiolaza durante un viaje a una bienal de arte en España. Allí, observó una versión de La Última Cena realizada por el fotógrafo japonés Hiroshi Sugimoto. A raíz de aquel encuentro con la obra de Sugimoto, se propuso hacer su propia versión a la argentina.
Al regresar, decidió plasmar su visión reuniendo a amigos y artistas en una fotografía que capturara la esencia de la cultura argentina.
“En un momento pensé hacerla con amigos de Santa Fe, porque yo soy de Santa Fe, viví ahí hasta los 22 años, después me vine acá a Buenos Aires. Pero como había vivido dos años en Córdoba, en los años 90, conocí a muchos artistas, pintores, escultores cordobeses, entonces le pedí a Hugo Olmos, que es actor y productor de Córdoba, que me junte, que seleccione aproximadamente 15 amigos, artistas plásticos, y le pedí la casa a Rubén Menas para que hagamos un asado y para fotografiar la versión de La última cena – relata López – A muchos no los conocía, como el que hace de Cristo, que es Juan Longhini, un escultor. Entonces, apenas lo vi, le dije, mirá vos ponete en el medio como Cristo, los demás los ponemos en cualquier lado. Pero tuve esa suerte de que ese personaje funcionaba muy bien como Cristo.”
Por su parte Menas cuenta su experiencia “Se hizo en mi casa la foto, acá al frente de mi cocina. Ahora está irreconocible porque crecieron los árboles. En esa época no había nada. Yo hice el asado de esa historia, para 30 personas, que era todo lo que había, más o menos. Y se hizo en varias tomas”.
La fotografía se realizó con película, utilizando una producción modesta y la asistencia de dos fotógrafos, Gabriel Orge y Rodrigo Fierro. La imagen final construye una perspectiva única y una iluminación teatral que destaca a los personajes. “Son tres fotos, cada foto de cuatro personajes, y después unidas con Photoshop. De ese modo se logró esa perspectiva que ningún lente podría dar. También tiene una luz de flash que aclara las sombras y le da un aspecto teatral a la foto. Es real, pero te das cuenta que están posando.” remarca López.
Reflexión sobre la obra
La imagen que resalta en esta “versión criolla” de la obra de Da Vinci, es la simpleza de una imagen que casi cualquier argentino podría reconocer. Se trata de una escena donde se juntan a comer un grupo de amigos, en el típico tablón con caballetes, vestidos con sus camisetas de fútbol, tomando un vino, cerveza, soda, el “estereotipo del ser nacional”.
Al buscar el significado de la obra Rubén Menas hace su propia interpretación, como partícipe y testigo de la gesta de esa escena. “Creo que lo de Marcos tenía más que todo que ver con la cita, y más que todo con una expresión muy acabada del mundo que él estaba viviendo como situación expresiva – explica Menas -El asado es real, tan real como la armónica intensidad del momento que vivimos, que persiste en una foto que trascendió todas las expectativas”
Por su parte, Marcos Lopez reflexiona sobre su intencionalidad y resalta “tiene esa impronta casual y de hecho era lo que estaba sucediendo. Porque los amigos comieron un asado, tomaron vino de verdad. En un lado comían y después yo los ponía en esta mesa de a cuatro y hacía las fotos. Mi interés era, a través de esa versión de La última cena, hacer como una reflexión de la masculinidad, de la argentinidad, de la carne, el vino, los amigos, el fútbol, toda una cosa que son signos muy marcados de un estilo divino. Hay una camiseta de Talleres y una de Belgrano, una camiseta de la selección argentina” comenta López sobre la construcción que inmortalizó en su obra.
Impacto y popularización
La fotografía alcanzó reconocimiento internacional, formando parte de colecciones importantes como la del Museo Reina Sofía en Madrid y la colección Daros en Suiza. A pesar de su modestia inicial, la obra se convirtió en un ícono de la fotografía latinoamericana, siendo reproducida y reinterpretada en diversos contextos.
“Nadie se esperaba que tuviese la repercusión que tuvo”, reflexiona Rubén Menas
Marco López por su parte señala “se hizo una de las fotos más importantes de mi trayectoria. Ahora ya tiene vida propia esa foto del asado. Porque la gente me manda fotos, me etiqueta en Instagram. Cuando se juntan amigos hacen una versión de la foto del asado. Yo creo, según me han dicho especialistas, que se convirtió en una foto icónica, emblemática de la fotografía latinoamericana. Tuvo mucho éxito internacional, está en el Museo de Reina Sofía de Madrid. También hay un artista, que hizo una versión con mujeres, hizo un collage con mis fotos de mujeres, haciendo una remake, una elaboración de mi propia foto.”
En este sentido, otra reversión que tuvo notoriedad fue la realizada durante la pandemia de COVID-19 por el fotógrafo, artista visual y docente de la Universidad Nacional de San Martín, Manuel Fernández, autor de Asado zoom en Mendiolaza. En esta obra, que versiona la fotografía de López, los comensales se encuentran reunidos en una escena típica de conferencia virtual, materializando así una imagen extendida y representativa de ese momento histórico. Esto, como una muestra más, de la constante apropiación generada por una obra que se convirtió en un icono.
Sólo para ejemplificar, la imagen encabeza las posibilidades que ofrece Facebook e Instagram para localizar una publicación en Mendiolaza y, años atrás, una serie de televisión porteña prácticamente la reprodujo en su afiche de promoción. También, son innumerables las veces en que a López lo etiquetan en publicaciones en las que un grupo de amigos imita la obra en una reunión o que un comercio de carne la utiliza.
Innovación y Futuro. Exploraciones en Inteligencia Artificial
Marcos López continúa innovando en su carrera, explorando nuevas tecnologías como la inteligencia artificial. Actualmente, está desarrollando una versión animada de Asado en Mendiolaza, donde los personajes cobrarán vida en movimiento. Este proyecto representa un nuevo desafío y una evolución en su enfoque artístico.
También está trabajando en un libro titulado Color Local, una reflexión sobre la identidad latinoamericana, y prepara una exposición antológica de su obra en la Fundación La Rivière.
Asado en Mendiolaza queda marcada en la historia de este artista como mucho más que una fotografía; es un testimonio visual de la identidad y la cultura argentina. A través de su obra, López ha logrado capturar y reinterpretar elementos fundamentales de su entorno, creando una pieza que resuena tanto a nivel local como internacional. Su continua exploración y adaptación a nuevas tecnologías aseguran que su impacto perdure y evolucione con el tiempo.
Artistas que participaron de la foto
Roque Onofre Fraticelli pintor, Hugo Olmos actor, Víctor Quiroga pintor, Pablo Scheibengraf pintor, Oscar Páez pintor, Tulio Romano escultor, Juan Longhini escultor, Tato Ferral pintor, Rubén Menas pintor, Cachi Fabre pintor, Oscar Suárez pintor, Iván Alyskewycz pintor escultor y Mario Grimberg pintor. Marcos López y dos ayudantes fotógrafos (Gabriel Orge y Rodrigo Fierro).