Celebración de la Pachamama en Espacio Sayana
Cada 1 de agosto se celebra el Día de la Pachamama, una jornada dedicada a agradecer a la tierra por lo recibido y pedir por abundancia futura. Esta ceremonia ancestral en Mendiolaza se ha vuelto una tradición en Espacio Sayana. Este domingo, niños y adultos se dieron cita para hacer las ofrendas a la madre tierra, bajo la guía de Manuel Seleme.
Recuperando una celebración ancestral
En Mendiolaza, Espacio Sayana celebra el Día de la Pachamama desde hace una década, manteniendo viva una tradición de los pueblos nativos de América. A pesar de que en otros barrios, como Valle del Sol, también se realizan ceremonias similares, esta festividad ha ganado más reconocimiento con el tiempo, atrayendo a un creciente número de participantes. «La gente siente la necesidad de conectarse con la naturaleza», comentó Manuel Seleme, vecino de Unquillo y facilitador de la jornada en Espacio Sayana.
Desde las 10:00 de este domingo, vecinas y vecinos se fueron acercando con sus ofrendas para la Pacha. Seleme, quien asumió el rol de guía de la ceremonia, explicó que originariamente las personas más grandes, los abuelos o chamanes eran quienes estaban a cargo de la ceremonia. Aunque Seleme comentó que él tiene ascendiente en los pueblos originarios, su rol como facilitador surge desde otro lado: “Me he puesto en esta tarea por una cuestión de compromiso con la Pacha”, destacó. Asimismo, agregó que él trabaja como músico y se desempeña en tareas con la tierra o las plantas y en esa cotidianidad no concibe a una cosa separada de la otra. “Para mi todo es exactamente lo mismo”, detalló.
Aunque este festejo está abierto a todas personas de todas las edades, Seleme explicó que quienes se muestran muy interesados son los niños. “Siempre varía de acuerdo a los que puedan ir, porque estamos en una época en la que tenemos poco tiempo”, detalló.
El ritmo en el que vivimos en las sociedades actuales es uno de los aspectos de los que entran en contradicción con una ceremonia que invita a compartir con el otro, a tomarse el tiempo de agradecer por lo recibido e intencionar nuevos deseos. Aun así, y con distintas variaciones, cada vez más son las personas que se acercan a conectar con este ritual.
Una ceremonia para celebrar (nos)
La premisa fundamental es que las personas lleven alimentos, bebidas o diferentes elementos para ofrendar a la pacha. Seleme se refirió a la ceremonia como un sincretismo. El pozo que se cavó en la tierra representa a la boca humana, por lo tanto somos nosotros quienes nos nutrimos también de esos alimentos, explicó.
“Todas las ceremonias tienen una mirada cósmica y no estoy hablando solamente de las culturas originarias de América, sino de todo el mundo”, comentó. Por lo tanto, el alimentar esa boca también tiene como fin el agradecer por lo recibido a lo largo del año.
Durante la ofrenda se tocaron tambores y guitarras, llenando el ambiente de música. Aunque la duración de la ceremonia puede variar, por lo general dura aproximadamente una hora. Lo que sí resaltó Seleme, es que al atardecer, cuando el sol se va escondiendo, el pozo se cierra, tapándose con tierra y piedras, finalizando así una vez más este festejo.
Fotografías gentileza de Marcos Stauber