Chau, seño Sandra
El acto del día del maestro en Mendiolaza coincidió con la despedida de Sandra Ramírez, una de las docentes más antiguas del Jardín. Su primer trabajo fue cubriendo una licencia de la Seño Pini, la maestra cuyo nombre lleva el edificio. En ese mismo terreno, que hoy es el del Jardín, ella jugaba cuando era niña. Fue testigo del vertiginoso cambio de la ciudad y de las formas de la infancia. Se jubila, pero seguirá trabajando con niños.
Una salita y una maestra
Día del maestro en Mendiolaza
Aunque se jubiló en marzo, sus compañeros y sus alumnos la despidieron el viernes. La Directora, Mechi Farías encabezó el acto en el que también estuvo presente el Intendente Salibi.
«La primera suplencia que yo hice cuando me recibí de maestra fue en el 87, y la hice en ese jardín de Mendiolaza. Era en una casa vieja, habían hecho una reforma, una construcción en la parte nueva, pero el jardín estaba seguido de la casa antigua», evoca Sandra
En ese entonces, era un jardín de personal único y la maestra era también la directora. Sandra terminó su suplencia y siguió trabajando en otros establecimientos.
«Me habían nombrado en otro jardín en Calera y en el 2003 me salió el traslado acá. En ese momento ya habían hecho una edificación nueva, que es donde está la escuela primaria ahora. Era una sala grande que, como había empezado a crecer el jardín, la habían dividido con una sala más pequeña porque ya había bastante gente. En aquel momento teníamos un patio muy pequeñito, al lado de la escuela primaria, así que bueno la municipalidad empezó a gestionar la posibilidad de la construcción de otro jardín, y se compró ese terreno. Se construyó el edificio ese, y estuvimos con 4 salas, pero muy lindas, muy cómodas. Ahora ya son seis las secciones».
El tiempo pasa y las cosas cambian
Día del maestro en Mendiolaza
«Cuando yo comencé, los niños que venían a la jardín eran de acá, de Mendiolaza, los que más venían eran el barrio El Perchel, de los Cigarrales y del centro. Cuando volví ya había otro tipo de gente, ya había mucha gente del barrio El Talar, que creció de forma impresionante. Los chicos ya compartían con los otros barrios, se expandió un montón la posibilidad de compartir, los chicos ya no jugaban con los del barrio de ellos, sino que con los de otros barrios también», recuerda Sandra.
En el mismo sentido, subraya «Algo que sí rescato de Mendiolaza es las familias que se acercaron al jardín, y creo que la escuela también, Antes la escuela pública era para un nivel sociocultural, ahora también es una posibilidad para profesionales. Nosotros hemos tenido todo este tiempo papás que son abogados, que son médicos, que también optan por llevar a los chicos al jardín público. Gracias a Dios Bueno, socialmente Mediolaza tiene esa posibilidad.
Pero, además del de la ciudad, había otros cambios, que se fueron profundizando. «Los chicos no tenían los elementos tecnológicos que tienen ahora, era más el juego y nada de tecnología. Después, ya entrando al 2000 largo, empezaron a tener otra forma de jugar. En los últimos años nosotros vimos muchos chiquitos que juegan más con la tecnología, y nosotros en el jardín también tuvimos que empezar a darle otra opción, como son las TIC, por ejemplo, que antes no teníamos, y la posibilidad de que ellos vayan acercándose a la tecnología de forma lúdica y como aprendizaje en el jardín. Incluso nosotros, que no teníamos computadoras, recibimos tablets también. Y eso es una posibilidad que sucedió desde el jardín».
Sandra, además, señala la inseguridad como uno de los factores que modificó la forma de vivir la infancia. «Eso limita. Creo que más juegan dentro de la casa, no tanto afuera como antes, que los chicos compartían con los compañeritos y los amigos en el barrio, aunque Mendiolaza todavía sigue teniendo la posibilidad de que los chicos jueguen más en las plazas».
Galería de recuerdos
Pasado y futuro
Día del maestro en Mendiolaza
Sandra Ramírez termina su vida docente en el mismo lugar en el que ella misma fue niña. «Yo pertenezco a una familia que toda la vida vivió en Mendiolaza. Mi mamá fue Bobadilla, y mis tíos viven aquí, justo al lado de la escuela. En el espacio donde ahora está construido el Jardín, yo he jugado en ese lugar de chiquita. Me he criado en Mendiolaza y el Jardín para mí es parte de mi casa, porque yo he vivido toda mi vida acá».
Quizá por esa profunda pertenencia, seguirá cerquita y trabajando con los más chicos. «Soy masajista, reikista, biodecodificadora y ahora estoy por cerrar acá un espacio en mi casa para dar clase de yoga, especialmente para niños. Quiero dar yoga para niños y arte. Ese es mi proyecto para el año que viene», finaliza Sandra..