Un proyecto para un barrio sustentable
Desde hace varios años el Proyecto Barrio Sustentable, impulsa iniciativas ambientales en el barrio privado 4 Hojas de Mendiolaza. Una subcomisión genera propuestas que buscan crear el hábito de la separación de residuos y el compostaje. También han realizado diversos cursos para los vecinos y se ha destinado un sector para el compostaje del guano de las caballerizas y la poda chica.
En busca de la sustentabilidad
El proyecto Barrio Sustentable comenzó en 2015, cuando un grupo de vecinos, motivados por el deseo de mejorar su entorno, decidió organizarse para abordar diversas problemáticas puertas adentro. Durante una reunión inicial, se identificaron varias áreas de interés, siendo el manejo de residuos una de las más urgentes. A partir de allí, surgió la subcomisión dedicada al reciclado, con alrededor de 15 participantes dispuestos a aprender y trabajar en soluciones prácticas.
Belen Jaureguiberry, vecina e integrante de esta comisión, explicó que a medida que se fueron adentrando en el tema, descubrieron la complejidad y las múltiples oportunidades que ofrecía la gestión de residuos, lo que llevó a una mayor especialización y al cambio de nombre a Subcomisión Barrio Sustentable. La misión de esta subcomisión es llevar a cabo acciones que aborden no sólo el reciclado, sino también otros aspectos de la sostenibilidad, como la conservación de flora y fauna autóctona, la implementación de energías renovables, y la gestión eficiente del agua y los desechos.
Este equipo trabaja de manera voluntaria y se apoya en el asesoramiento de profesionales como Pedro Jaureguiberry biólogo reconocido; Daniel Blando, ingeniero agrónomo que trabaja sobre las lombrices; Green Dreams, una organización que los ayudó con los talleres; y los hermanos Frola, quienes trabajan en la recuperación de materiales y en proyectos sustentables. Desde allí, la subcomisión comenzó a trabajar en el Proyecto Barrio Sustentable, que cuenta con un fondo económico a partir de las expensas que pagan los vecinos, que a través de diferentes acciones busca generar un impacto y un cambio tanto en la comunidad dentro del barrio, como fuera de él.
Cursos y formaciones la comunidad
A lo largo de estos casi 10 años han brindado capacitaciones en utilización de cercos verdes de flora nativa; sistemas de tratamientos de aguas negras; huertas domiciliarias; energías renovables y compost. Jaureguiberry resaltó que cada taller era dictado de manera presencial, por profesionales de diversas áreas.
“Cada vez que organizábamos un taller lo hacíamos con cupos limitados de 20-25 personas y los vecinos se anotaban y participaban de muy buena gana. Muchísimos de ellos se interesaron e incorporaron nuevos hábitos, como por ejemplo empezar a compostar todo lo orgánico en su domicilio, empezar una huerta, cosas que antes era impensado para ellos pero se animaron gracias a estos talleres”, relató.
En lo que refiere a otros talleres, como el de aguas residuales, la vecina explicó que su práctica es más compleja ya que requiere de un sistema diseñado previamente y la gran mayoría de las viviendas ya están hechas. “Respecto a otras temáticas, sí hubo cambios también de mentalidad, porque en cada taller hacíamos hincapié de separar en origen lo inorgánico y eso fue sumando más adhesión a los puntos de acopio”, aclaró.
Aunque en la pandemia se dictaron de manera virtual, Belén explicó que bajo esa modalidad hubo poca adhesión, por el cansancio ante la virtualidad, por lo que no gestionaron el tema de talleres. Aun así, adelantó que para fines de agosto comenzarán una nueva etapa de talleres, arrancando por uno de huerta y compostaje orgánico. “Al vecino, le gusta mucho el tema de la huerta”, agregó.
Asimismo, han llevado estas enseñanzas a escuelas de la zona, como el Nuevo Milenio y el Vélez Sarsfield de Unquillo, impartiendo talleres y charlas para concientizar a las nuevas generaciones. “En algún momento se me ocurrió hablar con la directora y ofrecerle una charla de actualidad sobre lo que pasaba con los residuos en general, en las viviendas, cómo hacer para separar en origen y contarles a los chicos cómo compostar las cosas orgánicas”, explicó. Estas instancias eran con vídeos explicativos, imágenes, elementos para mostrar y eran en ambientes relajados y amenos para el nivel inicial y primario, detalló la vecina.
Proyectos en marcha
Uno de los primeros proyectos fue la instalación de puntos de reciclado en el barrio, comenzando con la separación de cartón, papel, plástico, vidrio, metales y pilas. Posteriormente, se sumó la recolección de aceite de cocina usado, un contaminante grave para las napas y cañerías.
Para financiar estos esfuerzos, los vecinos organizaron ferias y talleres relacionados con el medio ambiente, para construir contenedores de reciclado. El primer punto de acopio fue establecido junto al Club House del barrio y a medida que más familias se unieron al proyecto, se habilitó un segundo punto de acopio en la entrada del mismo.
En un principio, la recolección de estos materiales la realizaban diferentes cooperativas, y desde hace un tiempo está a cargo del municipio a través del Programa GIRSU. Mientras en el resto de los barrios de Mendiolaza se realiza la recolección diferenciada por domicilio una vez por semana, en B° 4 Hojas el municipio sólo ingresa dos veces por semana para vaciar los contenedores. Jaureguiberry destacó que a futuro la idea es que también sea domiciliaria, manteniendo el uso de los contenedores para residuos de gran volumen. Este paso depende de poder lograr una correcta separación de residuos en cada hogar.
Otro gran logro que resaltó, fue la implementación de un sistema de compostaje a gran escala en las caballerizas del barrio, transformando el guano y la poda chica, como pequeñas ramas y pasto, en abono orgánico. La vecina explicó que allí se produce guano en grandes cantidades, y su traslado que representaba un gasto constante. Por otro lado, detalló que los vecinos podan durante todo el año, lo que generaba un traslado constante de la poda chica.
Así, en enero de este año lograron concretar este proyecto en el que vienen trabajando hace años. Las camas, que son grandes rectángulos donde se colocan los materiales, se encuentran en un sector al lado de las caballerizas y allí se apilan de manera organizada guano y poda chica. Jaureguiberry explicó que se riega constantemente y cada 20 días se remueve con una máquina, por aproximadamente 6 meses.
“Ya tuvimos la primera cosecha de material orgánico, lo que era un problema para el barrio se ha transformado en un proyecto sustentable y los martes y jueves los vecinos pueden buscar su bolsa de compost”, aclaró. Aunque esta iniciativa en particular causó preocupación entre algunos vecinos que denunciaron que ese espacio funcionaba como un basural a cielo abierto, Jaureguiberry resaltó que este proceso de compost es totalmente natural y benéfico.
“En esta mezcla de pila de este material orgánico se genera un calor para que se composte y se componga todo que no produce ni olores ni bichos, no afecta al entorno”, detalló. Además, aseguró que la mayoría de los vecinos están felices con este proyecto.