Una década del Club de Ciencias en Sayana
Con el deseo de generar un espacio para la divulgación de la ciencia y despertar el interés de los niños y jóvenes, el vecino Guillermo Villavicencio fundó el Club de Ciencias en el Espacio Sayana. Aunque ya no continúa con la labor, diversos vecinos coordinan los encuentros del Club cada 15 días, de manera voluntaria, y 10 años después las infancias hacen ciencia en Mendiolaza. En un contexto social en el que la ciencia ha perdido apoyo estatal, este club busca facilitar el acceso a la misma a las nuevas generaciones.
Acompañando futuros científicos

Llegó a ser el club de ciencia más numeroso de la provincia. Las infancias hacen ciencia en Mendiolaza
El Club de Ciencias del Espacio Sayana es uno de los más antiguos de la provincia de Córdoba, contando ya con más de una década de existencia. Su origen fue gracias a la iniciativa del diseñador industrial y vecino, Guillermo Villavicencio, quien por muchos años coordinó los encuentros durante los sábados. “Llegamos a ser el club de ciencia más numeroso de la provincia, con más de 20 miembros”, relató el actual coordinador, Juan Carlos Stauber.
Este espacio forma parte de la Red Provincial de Clubes de Ciencias y la Red Nacional de Clubes, ambas desmanteladas por falta de financiamiento, señaló Stauber. Además, explicó: “Tuvimos ayuda económica del estado nacional una sola vez hace dos años, con lo cual pudimos comprar un microscopio, un telescopio y una pizarra blanca, entre otras cosas”. Desde entonces, el club se ha mantenido en mayor parte gracias al aporte voluntario de las familias, con una cuota mensual de $1000 y de los socios de Sayana.
Desde el principio, el objetivo fue claro: generar un espacio para la divulgación de la ciencia y despertar el interés de los niños y jóvenes por el conocimiento científico, a través de actividades prácticas y proyectos innovadores. Así, el club comenzó a ocupar un rol importante en la comunidad, al ofrecer un lugar donde los niños y jóvenes, de entre 6 y 14 años, pueden explorar sus intereses científicos en áreas como la biología, la robótica, la mecánica y la informática.
Aun así, la relevancia del club va más allá de su continuidad en el tiempo. En palabras de Stauber, la misión principal es “despertar el deseo de hacer ciencia, motivar la curiosidad e inculcar el valor del conocimiento”. Aunque el club aún no ha visto a sus primeros egresados convertirse en profesionales del campo científico, la influencia en las vidas de estos jóvenes es indiscutible, comentó el vecino.
“La alegría con la que han participado nos hace pensar que el club ha tenido un impacto en la vida de estos chicos y chicas, de hacerles saber que es posible investigar, que uno falla muchas veces y que el éxito no es lo primero que se persigue cuando uno desarrolla productos tecnológicos o hace investigación científica”, expresó. Además, destacó que en esta década ya han pasado 3 camadas de chicas y chicos que han hecho un ciclo continuo de 3 a 4 años.
Funcionamiento actual, desafíos y nuevos enfoques

En la segunda mitad de 2024 las actividades están centradas en el cuerpo humano.Las infancias hacen ciencia en Mendiolaza
Después de haber sido uno de los clubes más grandes de la provincia, actualmente cuentan con 12 inscriptos, de los cuales unos 7 participan de manera regular, detalló el coordinador. La principal limitación radica en el espacio físico, ya que la Biblioteca Popular Sayana, que alberga al club, ha quedado pequeña. Este año, debido a la falta de espacio y por superponerse con otras actividades, el club ha reducido su frecuencia de reuniones a dos sábados por mes.
Además de los desafíos logísticos y económicos, el club enfrenta la tarea de mantener el interés de los participantes en un contexto donde la divulgación científica para niños y jóvenes ha perdido apoyo estatal. Aun así, sigue funcionando gracias a la colaboración de docentes y voluntarios que trabajan ad honorem; un equipo multidisciplinario conformado por especialistas en psicología, psicopedagogía, medicina, biología, idiomas y otros campos, que aportan sus conocimientos para guiar a los jóvenes en las actividades del club.
Entre los temas abordados en años anteriores se encuentran el bosque nativo, el cerebro humano y el agua. Stauber recuerda que de las actividades que más interés despertaban en el grupo, eran aquellas relacionadas con la metodología de la investigación. “Una vez salimos a hacer una pequeña investigación sobre los animales de compañía y lo que más les interesaba a los chicos era aprender a hacer entrevistas y encuestas”, relató. Asimismo, en otras ocasiones llegaron a realizar cohetes autopropulsados con agua y aire comprimido.
Para este 2024, y luego de empezar en la segunda mitad del año, las actividades están centradas en el cuerpo humano como eje temático. Para fin de año, se está planificando una actividad de cierre con una visita a la Capilla de Buffo, en Unquillo, un lugar que combina arte, ciencia y tecnología, lo que refleja la integración de distintas disciplinas en las actividades del club, y refuerza la visión de que la ciencia también puede ser divertida y accesible.
Los interesados en inscribirse deben completar el formulario digital https://forms.gle/Jh7yqCpT2yf68Zu46 o acercarse a la Biblioteca Popular los sábados de 11:00 a 13:00