Hablar para quien no puede escuchar
Lengua de señas en Mendiolaza
En mayo inició el curso de Lengua de Señas en la Universidad Popular de Mendiolaza. El cupo se agotó rápidamente y dejó en evidencia el interés de la comunidad en el tema. Ofrecemos aquí el testimonio de Claudia y Sergio Peiretti, dos vecinos que crecieron con padres sordos. También el de María Luz Roldan, una joven alumna del curso que se imparte en la UPM.
Los hermanos Peiretti
Claudia y Sergio Peiretti son dos de los tres hijos de Lucia Arslanian y Héctor Antonio Peiretti. Crecieron y convivieron con sus padres sordos, pero esto no tuvo un impacto negativo en sus vidas, al contrario, fue una experiencia enriquecedora. Esta particularidad les brindó plasticidad, flexibilidad y creatividad, cualidades que hoy se reflejan en las historias compartidas por Claudia en Facebook.
“Toda esta vivencia me ha moldeado como persona. Creo que haber nacido en un hogar así nos ha brindado resiliencia y una gran capacidad creativa para adaptarnos a la vida. Eso es el capital que nos dejó esta experiencia», comenta Claudia.
«Para nosotros, era un contexto natural, la lengua de señas fue nuestra primera lengua – agregó Claudia – Esto también creaba cierto matete. Pero vivir en un vecindario donde los niños jugaban en la calle facilitó el desarrollo de nuestra capacidad oral y del habla», expresó.
Su hermano Sergio compartió la misma opinión: «Lo vivíamos con total naturalidad; era nuestro modo de comunicarnos con nuestros padres a través de la lengua de señas. Una vez nos preguntaron a mi hermano y a mí cómo aprendimos a hablar con la lengua de señas, y lo primero que nos salió decir fue que creemos que primero aprendimos a hablar en lengua de señas y luego incorporamos el castellano».
Vivir en dos mundos
Lengua de señas en Mendiolaza
En el texto de Claudia titulado «La Sopapa«, se aborda el tema de la expresión oral y la confusión que puede surgir en relación con las palabras, los gestos y los idiomas, cuando se habita al mismo tiempo dos mundos distintos. «Permanentemente convivíamos con el mundo de los sordos. Los domingos íbamos a la casa de amigos sordos, los sábados al club de sordos. La oralidad se desarrolló a través de la interacción social», asegura Claudia. «Nuestra madre se preocupaba por no permitirnos encerrarnos en nuestro propio mundo. Ella se ocupaba de que tuviéramos relaciones y nos comunicáramos con personas oyentes. Esto lo lográbamos a través de la convivencia con vecinos, compañeros de barrio, la escuela y nuestras relaciones personales, lo que nos permitía establecer vínculos», agrega Sergio.
Los padres siempre encontraron formas de comunicarse tanto con sus hijos como con su entorno. «No sé cómo se informaban. Por ejemplo, dentro del marco de la humildad y la pobreza, mi mamá decidió que fuéramos a las mejores escuelas públicas disponibles en ese momento. En ese entonces eran las escuelas técnicas o el Manuel Belgrano. Y yo digo: “de dónde sacó la información mi mamá de la existencia del Manuel Belgrano?. Que yo me tenía que preparar. No sé si esa información la circulaba entre ellos, o alguna vecina le comentaba, pero no era un impedimento”.
Esto también significó una independencia y madurez muy temprana para los tres hermanos, ya que “en determinados ambientes nosotros éramos sus representantes”. Claudia rememora situaciones de cuando tenía cuatro y cinco años donde a veces iba hasta la almacén en donde había un teléfono a disposición del público, Héctor marcaba el número y ella decía “mi papá dice que el mueble ya está listo” o “dice mi papá que cuando le va a pagar”
“Muchas veces como menor, uno es tutelado – reflexiona Claudia – Y en este caso, creo que la tutela era más o menos pareja, porque nosotros también los tutelábamos a ellos”.
Curso de lengua de señas en la Universidad Popular
Lengua de señas en Mendiolaza
María Luz Roldan es estudiante de la Licenciatura en Artes Visuales en la Universidad Nacional de Córdoba y de Diseño Gráfico en la Universidad Provincial. Actualmente, está realizando un curso de lengua de señas en la Universidad Popular de Mendiolaza. Nos cuenta que tenía muchas ganas de comenzar el curso de lengua de señas y que cuando vio que las inscripciones estaban abiertas, no dudó en apuntarse.
La razón por la cual Luz decidió tomar este curso fue una experiencia que tuvo en la universidad. «Actualmente no comparto espacios con personas sordas, pero mi primer acercamiento a la lengua de señas fue en el primer año de la universidad, en una de las asignaturas. En varias clases noté que había una compañera sorda y un acompañante que le traducía lo que el profesor decía. Se me abrió un nuevo mundo que había ignorado por completo». Además, recuerda otra ocasión en la que fue a rendir un examen final y un compañero sordo tuvo que defender su trabajo de forma oral con la ayuda de un intérprete de lengua de señas.
Esas dos experiencias quedaron grabadas en la memoria de Luz y con el paso de los años y la visibilidad que el movimiento de personas sordas ha adquirido en las redes sociales, la motivaron a comenzar su aprendizaje. «También me di cuenta de que no todas las lenguas de señas son iguales en todos los países. Vi que en algunas escuelas primarias enseñaban a los niños a cantar el himno nacional en lengua de señas. Eso me hizo reflexionar y decidí dar el primer paso. No quería esperar a encontrarme con una persona sorda para recién entonces comenzar a aprender»
Respecto al curso en la Universidad Popular, Luz comenta: «La profesora tiene nivel 4 y nos dijo que no dividiría la clase en niveles, sino que se esforzaría para que todos alcancemos el nivel 4. Como ella también es profesora de teatro, nos enseñará de manera didáctica, relacionando la lengua de señas con el canto».
Lengua de señas en Mendiolaza