En el marco del tradicional ciclo de Cine Comunitario de Unquillo, cuya programación está siendo dedicada en estas semanas a películas vinculadas con el lema “memoria, verdad y justicia”, mañana podrá verse Montoneros, una historia.
Será en una única función, a las 19:30, en el Cine Teatro Municipal y contará con el auspicio del Colectivo Por la Memoria de Unquillo. La entrada es libre y gratuita.
El documental, dirigido por Andrés Di Tella, se estrenó formalmente en 1998, despues de casi 10 años de trabajo. La película se estructura a partir del relato de Ana, una ex-mononera, que evoca la experiencia de los años violentos de la Argentina en el movimiento montonero con los ojos del presente y con los interrogantes que aún no ha podido responderse.
Sobre Montoneros, una historia, Horacio Bernades escribió:
“Una mano que limpia el parabrisas del auto, y luego la imagen de la ruta, extendiéndose hacia adelante. Montoneros, una historia no empieza como un documental .-mucho menos, un documental político– sino como una película de viaje, una aventura personal. Como en un film de ficción, rápidamente queda identificada una protagonista, la mujer que va al volante y cuya voz en off comienza a guiar el viaje hacia el pasado, hacia la memoria, gatillando el relato. Uno de los realizadores argentinos con más y mejor experiencia en documentales, al plantearse el abordaje del fenómeno Montoneros, Andrés Di Tella (hijo del historiador Torcuato Di Tella, sobrino del ministro Guido) esquivó toda pretensión totalizadora y prefirió reconstruir la Historia con mayúsculas a partir de una historia personal. La historia de Ana, ex militante casi anónima, quien emprende, desde el presente, el viaje hacia ese pasado .-los años 70, la “juventud maravillosa”, la lucha armada, la represión, el terrorismo de Estado– que sigue siendo una herida abierta para los argentinos. Herida que el encarcelamiento del dictador Videla -.con su socio Massera siguiéndole los pasos– tal vez esté comenzando a cicatrizar.
Partiendo de la base de que la historia se construye como un heterogéneo conjunto de subjetividades, Di Tella (autor de Desaparición forzada de personas, Macedonio y la reciente Prohibido) elige una de esas subjetividades, la de Ana, para contar, a través de ella y mediante un rompecabezas de voces e imágenes, la de Montoneros. La elección entrañaba un riesgo. Ya desde el título, el film queda planteado como un recorte, tan arbitrario como cualquier otro. Montoneros, una historia. O tal vez dos: la historia personal de Ana y la de Montoneros, tal como Ana la recuerda. Habrá polémica, ya que .-contrariamente a las voces que construyeron Cazadores de utopías, de David Blaustein y de modo menos coral que en los tres tomos de La voluntad, el libro de Anguita y Caparrós– la voz de Ana no es la de una militante ejemplar sino, a la larga, la de una arrepentida. “Yo empecé a ir a los actos de Montoneros porque había chicos más churros que en los del PC”, dice Ana, con la misma falta de épica (o de responsabilidad) con que pinta “al Pepe” (Firmenich) como un tipo “con sentido común, que tenía un dúo folklórico con Ramus, y que escribía poesías”. Pero también, como un tipo “que así como inventó Montoneros podría haber inventado los campos de concentración”. Cuando llegue el ‘76, “la joda se había acabado” y Ana “ya no daba más, quería entregarme”. Secuestrada y trasladada a la ESMA, Ana denuncia por lo menos a un compañero (que, a la distancia, la entiende y la disculpa). Di Tella elige cerrar la historia de su protagonista con el interrogante que ella misma se hace en voz alta. Y que pone en palabras una pregunta terrible, que había quedado flotando en el aire: “¿Qué puede ser Ana?”
La historia de Montoneros que cuenta Ana (y, a su alrededor, un coro de voces que van desde la soberbia siniestra de Roberto Perdía hasta un viejo militante desencantado como Jorge Rulli) es básicamente la de un proyecto político que fue rápidamente copado por unos “demonios” (sic, Jorge Rulli) llamados Firmenich, Perdía, Galimberti. Encaminándose, a partir de allí hacia el militarismo, el mesianismo, la traición y la derrota. Montoneros,una historia aparece claramente dividida en dos partes, y así es como fue presentada originalmente, en el programa televisivo “DNI” (el film, en verdad un video, es de 1994, y conoció una edición en soporte magnético). En su primera parte, el relato de Ana arma algo parecido a una fiesta cada vez más masiva. Que da lugar, en la segunda mitad del film, al horror de la retirada, la persecución, los tiros en la noche, la tortura. Y los juicios sumarios, delaciones, fusilamientos. Si el film de Di Tella fuera acaso .-declaradamente o no– una visión de conjunto, se desprendería de él algo demasiado parecido a aquella “teoría de los dos demonios”. Si se lo ve, en cambio, como lo que el propio film no niega ser .-apenas una historia–, permite echar una luz dolorosa sobre la vida privada de un movimiento que comenzó representando el idealismo de una generación, y terminó conduciendo a esa generación a la muerte”
Andrés Di Tella
Reparto
Documentary
Año / País:1998 /  ArgentinaTítulo original:Montoneros, una historiaGuion
Roberto Barandalla, Andrés Di Tella
Productora
Cine Ojo
GéneroDocumental Biográfico