Borrón y cuenta nueva para el Instagram
La nueva gestión redefinió el manejo de las redes sociales del municipio de Mendiolaza. El primer día de gobierno pudo verse el nuevo logotipo diseñado por una agencia y muchas de las nuevas publicaciones comenzaron a tener un diseño profesional. En la segunda semana se borró de la cuenta de Instagram todo registro de la gestión anterior, menos uno. Las publicaciones de casi una década sobre los actos de gobierno, los anuncios comunitarios y la vida pública de la ciudad, desaparecieron. En la página sólo pueden verse publicaciones desde la asunción de Adela Arning y un video de los carnavales de 2022.
A partir de esto, Javier Blanco, profesor titular en la Facultad de Matemáticas, Tecnología, Física y Computación, y director de la maestría Tecnología, Política y Cultura, en las Facultades de Sociales, Filosofía y Artes de la UNC, reflexiona sobre la relación entre tecnologías e información pública y su función social.
La información en el germen de la ciudadanía
Tener un registro de lo que pasa, la función de memoria, el hecho de que sea un reservorio de historia y de maneras de ser de la ciudad, es algo que está en el inicio de la formación de los ciudadanos.
El lenguaje escrito tiene como primer objetivo, en la época de Sumeria, formar ciudades, dar lugar a la administración pública, a la administración de las cosas, de manera pública.
Ahora, con las tecnologías digitales, y las redes en particular, tenemos por lo menos dos funciones. Una es esa función, pero que es una función de alguna manera secundaria. La otra es una forma de intermediación, de comunicación entre distintas gentes, sincrónicamente también. Entonces están esas dos cosas a la vez.
Es verdad que una terminó borrando a la otra. Se pone foco más en la parte de comunicación.
Borrar la memoria
Redes sociales del municipio de Mendiolaza
Esa información es en sí la memoria de un pueblo, la memoria de los actos, de la acción. Borrarla, por supuesto que es algo que tiene muchas consecuencias. Pero es algo que no está reglamentado, regulado, ni siquiera acordado.
Por supuesto que hay archivos oficiales, que son lo que siempre se guardó. Pero hoy esa historia está distribuida en una cantidad de dispositivos, de formatos, y hace falta tener política para tener acuerdo explícito de cómo se preserva. Hoy no hay una regulación precisa, entonces queda librado a la voluntad de los que lo ejecutan
Poner online es una forma buena de publicidad, es la forma más común de hacer público los datos. Pero si de pronto se lo saca de ahí, aunque los datos quedan en alguna parte, ya no se dispone de un índice para acceder a ellos. Y uno está muy acostumbrado a buscar online lo que necesita, no hace falta copiar y guardar lo mismo.
Entonces, cuando hay responsabilidades públicas por la información, eso efectivamente puede ser un acto de negación de esa información.
Hay formas de censura específicas que tienen que ver con la manera en que se dicen cosas. Las redes sociales tienen mecanismos de censura específicos. Incluso, muchos defienden que tiene que existir esa censura. El hecho de que no circulen por las redes información ofensiva, es algo constitutivo de esas redes mismas. Ya sea de imágenes que de alguna manera están fuera de la moral pública, como también discursos de odio, agresiones, incluso de las opiniones conspirativas o de las falsedades flagrantes.
El tema es complejo porque, finalmente, ¿quién se arroga el derecho a censurar? Hoy los dueños de la plataforma son los que pueden censurar, inclusive más que los estados, con más poder que eso. Facebook tiene más poder de censura que un estado nacional.
Redes sociales del municipio de Mendiolaza