Quedaron varados sin techo ni plata
Una pareja de jóvenes viajaron a través de una empresa que les financiaba los pasajes, les daba alojamiento y trabajo. Sin embargo, al llegar al lugar, se encontraron conviviendo con 50 personas en una situación de violencia, que resultó con uno de sus convivientes apuñalado. Ayudados por familiares y vecinos, pudieron regresar a los dos meses, y ahora deben U$2.500 dólares a conocidos y amigos. El viaje que fue un sueño en Mendiolaza resultó una pesadilla en Polonia.
Un viaje lleno de ilusiones
Mili y Franco son dos jóvenes de 20 y 22 años, oriundos de Mendiolaza, que este año decidieron comenzar una nueva vida en Polonia, específicamente en la ciudad de Srem. A través de una empresa que les financió los pasajes, el alojamiento y les brindó trabajo al llegar al lugar, el 8 de febrero viajaron con mucha emoción y esperanzas, sin saber que al llegar iban a vivir una historia de terror.
Antes de viajar, desde la empresa les dijeron que iban a convivir en un alojamiento con otras parejas. Sin embargo, al llegar descubrieron que debían convivir en la misma casa con un grupo de 50 personas, de países como Georgia, Rusia, Ucrania, Moldavia, Colombia y Argentina. Las primeras noches Mili durmió en una habitación con otras mujeres, mientras que Lucas lo hizo en un cuarto de hombres. Luego, consiguieron dormir juntos en una habitación pero compartida con otros dos hombres.
Aunque el trabajo fue lo acordado, Lucas en un frigorífico de cerdos y MIli en uno de pollos, los problemas comenzaron durante el primer fin de semana. Según relató Lucas, el viernes por la noche, se armó una pelea entre 10 de los hombres que vivían en la casa. Cómo en teoría era la primera vez que sucedía, pidieron que no se alertara a nadie de la situación. Pero el fin de semana siguiente se volvió a repetir la escena
Cuando Lucas dio aviso al encargado de la casa, uno de los involucrados en la pelea lo amenazó: la próxima vez que contará algo le iba a pegar. Por parte de la empresa, la respuesta fue “yo no soy niñera de nadie, se tienen que hacer cargo ustedes”. Desde entonces, para mantener su seguridad, cada vez que había fiesta en la casa, ambos se iban y volvían cuando todo estaba tranquilo.
“Trabajando en Europa” o “Giewont”, como es conocida en Polonia, es una empresa/agencia que lleva a trabajar a personas de entre 18 a 50 años, con pasaporte y sin antecedentes penales, de acuerdo a la descripción de su página. Aunque el fin principal es que trabajen en el lugar, Lucas explicó que ellos ingresaron al país con visa de turista. La empresa les cobró aproximadamente U$1.200 por los pasajes y alojamiento, monto que se les fue descontando de sus primeros sueldos. Por ejemplo, cuando ellos cobraron su primera quincena de febrero, U$400 cada uno, les descontaron U$200.
Cuando la situación se agravó aún más en la casa, Lucas se contactó con la embajada argentina y se enteró de que habían sido muchos los argentinos que habían tenido problemas con esa empresa e incluso algunos habían hecho denuncias.
Violencia e indiferencia
La situación límite para esta pareja, y la que los llevó a contar a sus familias lo que estaba sucediendo, fue cuando en una de las peleas un hombre resultó apuñalado en su mano. Esto sucedió durante el fin de semana largo, en jueves santo, y ante ese contexto pidieron hablar con el gerente. Cuando esta autoridad fue a la casa, sólo se limitó a reprender a los responsables, sin sacarlos del espacio, dejando un contacto para que lo llamarán si volvía a ocurrir algo similar.
Con ese panorama, Mili y Lucas decidieron pagar un cupo de trabajo, de aproximadamente U$200 dólares, en otra empresa que quedaba en Gdansk y los alojaba en un hostel. Sin embargo, debieron esperar hasta el viernes para recibir la liquidación de sus sueldos y fue ese día cuando se enteraron de que les habían descontado todo y que todavía debían U$700 a la empresa. Vale aclarar que tanto Lucas como Mili tenían garantes en Argentina, por lo que sus conocidos iban a verse afectados si no abonaban lo que pedía la empresa.
Fue en ese momento de desesperación, cuando unos jóvenes de Colombia que vivían en la casa con ellos, les ofrecieron prestarles ese monto. Así, ese viernes se fueron hacia el hostal de la otra empresa.
Pero cuando llegó el lunes, día que los iban asignar a sus nuevos puestos, les avisaron que no estaban registrados y que el pago que hicieron no era válido. Esa fue la primera noche que tuvieron que dormir en la calle. El resto de los días y hasta que pudieron volver, durmieron en hospedajes con dinero que los jóvenes colombianos les continuaron prestando.
La tan ansiada vuelta
Durante esa semana siguieron en la búsqueda laboral pero resultó infructuosa. El jueves sus familiares les enviaron el dinero para que retornaran a Argentina y finalmente pudieron regresas a sus hogares el lunes siguiente.
Camila, la hermana de Mili, explicó que cuando se enteraron de la situación comenzaron a organizar la venta de empanadas. En paralelo, un tío de la familia y un dirigente scout, se ofrecieron a prestarles el dinero, por lo que aceptaron y se lo enviaron a los chicos. “Recibimos mucha ayuda de la gente, hicieron donaciones de dinero, de materia prima para las empanadas y personas que se acercaron a ayudar en la elaboración y reparto”, detalló Camila.
Entre el monto que les prestaron los jóvenes colombianos y el monto que les prestaron conocidos de Argentina para los pasajes de vuelta; Lucas y Mili deben devolver aproximadamente U$2.500 dólares. Algunas de las opciones que están barajando para recaudar ese monto son bingos, rifas y venta de locros.
Aunque fueron con metas y sueños y se encontraron con una situación de terror, Lucas y Mili expresaron que se quedan con lo bueno de las personas que conocieron y los ayudaron tanto allá en Polonia como acá en Argentina. Además, agradecieron todo el apoyo recibido, y adelantaron que no dudan en algún futuro volver a intentar emigrar para mejorar su situación.