Pocas… y muchas fuera de regla
Veredas en Mendiolaza
En octubre de 2018 se sancionó la ordenanza que imponía, como máximo, 180 días a partir de la notificación para que todos los frentistas de Av. Tissera constuyesen las veredas. La pandemia interrumpió los plazos. Pero el retorno a la normalidad no los reactivó. Las veredas son pocas, muchas de ellas no respetan la normativa vigente y hasta, como en casos de rampas de acceso a cocheras, hacen uso privado del espacio público.
El límite de la propiedad privada
Es importante remarcar, que las veredas no dejan de ser espacios públicos, de uso común, que si bien su correcto mantenimiento depende de cada frentista, este espacio no es una extensión de su propiedad privada. Se deben observar las regulaciones municipales, con la mira puesta en hacer de estos espacios comunes, algo funcional para toda la comunidad, y no sólo para para los habitantes particulares de cada propiedad.
No obstante esto, es común ver por toda la ciudad, que cada propietario construye la salida de su vehículo, con materiales, pendientes, y formas, a criterio propio, sin observar en muchos casos, lo que dispone el código de edificación.
En el código de edificación se especifican las características técnicas que deben conservar las veredas. Así por ejemplo se especifican las medidas que deben tener las veredas, su ancho, la pendiente, los tipos de materiales autorizados, y la adecuación de las rampas para vehículos. Según este código, en sus artículos 79 y 80, todas las medidas previstas, están fijadas con la mira puesta en la correcta transitabilidad de los peatones por la ciudad, incluyendo personas con movilidad reducida.
De acuerdo a esta regulación, las veredas deberían tener una pendiente máxima del 1,5% entre la línea municipal y la calzada, mientras que el acceso de vehículos se debe hacer por rampa en el cordón, cuyo avance máximo desde el mismo hacia la línea municipal será de 0.60 m.
Éstas, al igual que otras indicaciones técnicas que surgen del propio código, ponen de manifiesto la exigibilidad del mantenimiento de estos espacios tan importantes para la comunidad, ya que son la vía principal de tránsito para los ciudadanos. El cumplimiento en los espacios públicos es responsabilidad directa del municipio, en tanto que en los espacios correspondientes a propiedades privadas (tanto particulares, como comercios, terrenos baldíos, y obras en construcción, entre otras) dependen de cada propietario.
De acuerdo a la Secretaría de Obras Públicas y Privadas, los vecinos deberían pedir autorización para llevar a cabo obras en su vereda. Esto se debe a que, dependiendo las condiciones de cada barrio, la obra se puede autorizar o no. Así, por ejemplo, en barrios que no cuentan con el cordón cuneta se les sugiere a los vecinos no realizar la vereda, ya que el punto de medida de la pendiente se toma con relación a ese cordón cuneta. Lo propio sucede en aquellos barrios donde están en proceso obras de gas o agua, que implican un erogación innecesaria para el vecino, que luego debería volver a reconstruir su vereda afectada por estas obras.
De esta manera, si bien existe un cuerpo legal orientado a ser una ciudad pensada de manera funcional para todos los ciudadanos, Mendiolaza sigue teniendo esta materia pendiente, por diversas razones analizables barrio por barrio.
El control sobre el cumplimiento de estas normas, se lleva a cabo a través de la oficina de fiscalización y la oficina de faltas, que tienen la facultad de controlar, labrar las actas y aplicar las multas que correspondan.
El particular caso de Av. Tissera
Veredas en Mendiolaza
El emblema de esta problemática, es la Av. Tissera, donde es frecuente encontrar a los vecinos circulando por la calzada, con el peligro vial que eso implica en una arteria de gran circulación que conecta con la ruta E53.
Sobre este punto, la ordenanza 813/2018 establece que es “responsabilidad del frentista la construcción de dicha senda peatonal como así también el mantenimiento de la misma y del arbolado, a fin de que sea totalmente transitable y libre de obstáculos. En los lotes esquina la senda peatonal deberá terminar con una rampa para personas con movilidad reducida teniendo en cuenta como referencia la Ley 24314 y sus modificatorias, de pendiente máxima de un 10%, sin escalones hasta el nivel de la calzada.” Esta adecuación opera de manera obligatoria con los plazos establecidos en la misma ordenanza, y bajo apercibimiento de multas en caso de incumplimiento. Claro que tras su aprobación comenzó el proceso de aplicación, que luego se vió truncado por la pandemia entre otros factores.
Sin embargo, desde el municipio remarcan, que estas adecuaciones estaban pensadas para realizarse de manera conjunta con el municipio quien podría proveerles a los frentistas una motoniveladora, en los casos que implica un gran movimiento de tierra. Esto encontró algunos obstáculos en su aplicación: las obras en proceso, el hecho que el municipio cuenta con una sola motoniveladora para todas las obras que se realicen en la ciudad, y entre medio, la pandemia que paralizó en gran medida el cumplimiento de estas disposiciones. De esta forma, desde Obras públicas indican que este año se ha retomado la aplicación, procurando llevar a cabo la fiscalización y cumplimiento de la norma, pero sigue siendo fundamental el aporte del municipio en la ejecución de las obras, lo que aún es complicado por no contar con los fondos y materiales necesarios para llevarlo a cabo.
Pensar en ciudades accesibles
En abril de este año, se lanzó a nivel nacional el Plan Integral para la Promoción y Protección de los Derechos de las Personas con Discapacidad en el ámbito local, ACCESAR, una política pública del Estado Nacional pensada para promover y fomentar ciudades más accesibles e inclusivas, de manera federal. En la provincia de Córdoba, solo han adherido apenas un puñado de comunas y municipios (los municipios de BUCHARDO Monte Leña Huanchilla, General Levalle, La Cumbre, y las comunas de Ciénaga del Coro, Villa de Pocho y Colonia Videla).
En cuanto a Mendolaza resulta una carrera de obstáculos caminar por muchos barrios de la ciudad. Las entradas de los vehículos en total desproporción con el alto del terreno, cercos sin podar, árboles, entre otros, convierten las veredas en algo muy poco funcional, obligando a los peatones a circular por la calzada, en la mayoría de los casos.
Esta realidad afecta a cualquiera que necesite circular a pie, pero se profundiza como un verdadero problema para aquellas personas con discapacidad, o movilidad reducida. Tanto una persona ciega, como una persona en silla de ruedas, o que necesite bastón u otros soportes, como también personas con coches de bebés, encuentran un verdadero desafío a la hora de circular por la ciudad. Si también a esto se le suma el deterioro de algunas calles en épocas estivales con las lluvias, se profundiza el hecho de que circular a pie por algunos barrios, parece casi imposible.
En la práctica Mendiolaza se encuentra lejos de ser un lugar adaptado para la realidad de ciudadanos con discapacidades, y en muchos casos para cualquier ciudadano que necesite circular a pie por determinadas avenidas, convirtiendo el movimiento de peatones en un peligro de tránsito en muchos casos.
Veredas en Mendiolaza